Tres vigorosos ejemplares localizados en el mismo lugar donde las antiguas minas de oro de los romanos reciben miles de visitas al año: Las Médulas.
En realidad las minas apenas consiguen distraer la atención del conjunto de estos formidables vigías, longevos como es difícil de imaginar y capaces de sobrevivir a casi cualquier cosa, acaso con la excepción del fuego que tanto daño les ha hecho.
Huelga decir que pasear entre estas bellezas tiene un aquel de magia difícil de explicar y mucho más comprensible una vez se ha pasado por tan agradable experiencia.