No sé donde ha nacido
qué principio me halló entre sus pupilas
quién dijo que soy yo
por algún sortilegio, el elegido
Ella liba de mí mientras yo muero
en cada dulce y lenta acometida
llamaradas oscuras velan su tibia boca
no acabo de morir porque no quiero
Ella me mira y sangro
una promesa en un amanecer
asciende hasta mis labios
y soy río
De su mar de silencios
de sus ojos de bruma
de sus manos de seda
de su aliento inflamado
Ella toma en su mano
mis delirios de incendio
sin esperar señales
y me acoge en su vientre
Y muero un poco más
abrigado en un sueño
bajo dos dulces lunas
asisto a sus jornadas
De marcharse y volver
de volver a marcharse
espléndida, incansable
sabia desde el deseo
Hasta que llora un grito
y cesa en sus viajes
y hay temblor en el aire
y humedad en su espalda
Y un cansancio bendito
la devuelve a mis brazos
y muere la distancia
y ya no somos dos
Imagen de Wand Niangdong.
3 comentarios:
!cuanto tiempo sin ver la palabra "libar" utilizada aqui en este escrito me suena muy fuerte. Saludos y buenos deseos para ti.
Es la primera vez que te leo un poema y me has dejado muy gratamente sorprendida, porque me ha gustado muchísimo.
Un ritmo perfecto para un poema de amor precioso, de lo mejor que he leído en los últimos días.
Un abrazo agradecido.
Quen fose a ela que recibe un amor tal!! Delirio, paixón, morte, humidade...
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