Una tela de rafia, tupida y opaca, con una vena de un color más alegre. Algo simplemente útil para transportar grano, sirviendo de fondo a una escena siempre visible pero nunca contemplada.
Una trama metálica que ha creado una costra de óxido de hierro al contacto con la lluvia. Extraña criatura nacida sin querer de dos padres involuntarios.
Los restos moribundos de un vegetal ya reseco, convertido en invitado a una reunión extraña, poco natural, contra-natura, como diría un padre de la iglesia. Un árbol seco. Un fracasado.
Quizás el perfecto retrato del caos rutinario y habitual.
Del sin-sentido.
2 comentarios:
Me evocas las costras de rutina que van posándose sobre nosotros días a día. ¿Cómo nos mirarán los ojos ajenos? Uf..., no quiero pensarlo.
Un abrazo, Xocas.
O perfecto retrato da vida. os cantos máis fermosos non son os que nacen da perfecci´ón, senón da beleza inesperada.
Xa Machado cantou a aquel "olmo viejo hendido por el rayo y en su mitad podrido"
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