21 de enero de 2007

Metáfora


Alguien tapó esas piedras en su momento con una mezcla descuidada de cal y alguna otra cosa. Como elemento decorativo no eran ninguna maravilla. Cantos rodados cuyo origen a nadie importaría. Al final el tiempo ha hecho su trabajo. La mezcla se ha desmoronado y los petrificados minerales vuelven a asomar su vida paralizada.

La madera, sin embargo, ha exhibido todo el tiempo ese aspecto descuidado y carente de importancia. A estas alturas resultaría sencillo no reparar en su presencia . Quizás sabía desde el principio que iba a fracasar. Y no le importa mostrar su fracaso abiertamente. Impúdicamente, podría decirse.

La cerradura murió hace tiempo de muerte natural. En su lugar ha aparecido un candado que guarda la nada. El vacío. La oscuridad. La ausencia. El olvido. El abandono.

Hasta eso nos gusta ocultar.

2 comentarios:

fugaz dijo...

Cuantas veces, llevamos al olvido y al abandono aquello que nos acogió en un pasado. Después como si así lográsemos quitarnos esa culpa, nos limitamos a ocultarlo a los demás, pensando que lo mantenemos intacto y así nos sentimos un poco mejor... Es extraño, verdad?

Anónimo dijo...

Los curiosos caminos de la mente, no?.