12 de junio de 2008

Vuelo

Desde los apenas dos metros en que nos sitúa la vista es imposible ver algunas cosas. Uno diría que son pequeñas cosas hasta que se sitúa en un vuelo más bajo, casi siempre a costa de la pulcritud de la vestimenta. Pero vale la pena. Aunque sólo sea por combatir la ceguera.

5 comentarios:

ababoll dijo...

Como me gustaba los veranos con mis abuelos echarme sobre el cesped y soplar y soplar para ver como volaban.....
Un beso niño.
m.

Fauve, la petite sauvage dijo...

Aquellas pequeñas cosas.

Se nos olvida, se nos olvida; estamos tan ocupados que vemos sin ver, nuestra mirada selectiva, nuestro oído selectivo, nuestro olfato, nuestro tacto, todo selectivo, despreciando lo que de verdad vale, qué tontos somos, vamos por las ciudades donde nunca tanto se cuidaron los jardines que no llegan y la gente ni los ve, ni ve las flores ni las hojas ni los pájaros ni los insectos ni los "demonios" blancos como algodón volando que de niños intentábamos atrapar y era como sentir derramarse la arena entre los dedos al intentar agarrarla; ya decía Marcovaldo el de Italo Calvino que en la ciudad lo que más le sorprendía era que la gente no fuera físicamente capaz de escuchar el sonido que emitía un grillo, frecuencia imposible por el ruido circundante, pero sin embargo ante el tintineo de una moneda caída todos se volvían a mirar...

Y Serrat decía que uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia...

Anónimo dijo...

Ceguera sería pensar en no romper la pulcritud y dejar pasar una imagen tan bonita y bella como la que nos muestras. A veces mejor a dos palmos del suelo que a dos metros.

Biquiños!

Paloma dijo...

Y el aire trae aromas de antaño, risas de antaño, juegos de entonces... guardados en el corazón.

Besosss

Jorge Fax dijo...

dientes de Leon...
vuela y se desgranan como mis nostalgias...

muy buen escrito y acertada imagen.

saludos!