28 de julio de 2011

Lejanía


No hay lejanía en la distancia, sino una cierta imposibilidad de tocar los puntos sensibles de la flor de cuyo cuidado dependen nuestras propias esperanzas. Esos que abren los pétalos con la lentitud de una aurora invernal, violeta y azul y blanca y tierna.

Lejanía es la barrera que alzan nuestras voces. Las cosas que hacemos y, sobre todo, las que no hacemos. Las caricias negadas porque la vista sigue el paso del que nos cuenta lo que ocurre en el mundo con gesto absurdamente divertido. Como si supiera algo...

Lejanía es bajar el cristal del automóvil en lugar de regar un geranio que se muere gritando su agonía con las hojas arrastrándose fuera del tiesto, como un mendigo que solicitara audiencia al jefe supremo del banco mundial. Y qué querrá decir mundial y supremo... Quién lo sabe.

Asombra tener que retirar la piel de esa placa metálica que recibió los rayos de un sol que habita a ...


ciento cincuenta
millones
(de)
kilómetros




Lejanía es el eco de aquello que no tendremos nunca. El alma olvidada de aquellos a quienes no veremos jamás.


Distancia es otra cosa.

4 comentarios:

Esilleviana dijo...

Podría ser como el punto más alejado del centro, tal como en una pintura acabada con la profundidad de su paisaje. Se ve pero nunca se alcanzará. Así estamos las personas: distantes, alejadas a lontananza.

hacía tiempo que no te leía y me alegro de haber vuelto.

un saludo

MeierH dijo...

la distancia se recorre, es solo un querer .. la lejanía a veces puede ser tan abstracta que cuesta distinguir el cabo por el que empezar a desenredar la madeja ..

Luna dijo...

Diría que las distancias se pueden acortar, la lejanía es inalterable.


Besos

aran dijo...

he vuelto, ;)