6 de abril de 2010

Inexplicable


Parado en medio de un mundo pequeñito
mi pregunto si servirá de algo
esta inmovilidad o su contrario


Si los pasos me llevan a algún sitio
o los latidos son el único camino


Si crecen en el alma raíces de otros mundos
o todos los recuerdos se quedan en la piel


Si al amar nos amamos
o sólo practicamos preguntas sin respuesta


Como una flor que crece en medio del asfalto
liviana, hermosa, sí
pero también inexplicable.

5 comentarios:

xenevra dijo...

Os pasos levan ata o corazón, co seu ritmo nas pegadas,nos latexos, e van enxergándose na pel tatuando aqueilo que amamos aínda sen sabelo, porque o inexplicábel non precisa palabras e usalas, sería deturpalo.
Se a flor medra no asfalto, algún motivo haberá para que escolle esa contorna e non outra. Quizais só seguiu os latexos dos propios pétalos.

Unknown dijo...

Eso es este experimento que llamamos vida: cuerpo, alma, corazón, pies, ser raíz o árbol destajado, tanteando, conociendo. Somos todo y somos nada.
Un gran abrazo.

Isabel Martínez Barquero dijo...

No sé si son los pasos, si los latidos, si reflejamos amor en un intento de amarnos a nosotros en nuestra propia identidad. No encuentro respuesta, porque soy de las que se mecen siempre en las preguntas.
De cualquier manera, esa solitaria flor en medio del asfalto nos dice y nos enseña mucho. Ahí está, enseñándonos la supervivencia rebelde entre la grisura.
Un abrazo y me uno a tu perplejidad, porque a veces la poesía es metafísica que bordea lo que nos excede.

Zeltia dijo...

As preguntas xa levan implícitas na mesma pregunta a súa resposta.
neste mundo pequeniño nonsirve para nada nin a inmovilidade nin o seu contrario, os latexos son o unico camiño, todo o que penetra máis ala´da pel, coma se non penetrase, porque se desvanece,
amamos para non morrer de soedade, e preguntamos ó noso refrexo, e o unico que non atopo inexplicable e que floreza a margarida no medio do asfalto

ou igual non, e é todo por levar a contraria.
hoxe estouche máis cínica e decepcionada do que teño por costume,
e entanto, fago como a margarida,
saco as emocións, o forza para sentirme viva, da nada.

Óscar Martín Hoy dijo...

Lo mejor de la belleza es que no pueda explicarse. Se basta consigo misma. Ni siquiera nos pide que nos fijemos en ella, más bien nosotros tenemos que agradecerle que se nos muestre.

Un abrazo.