7 de marzo de 2010

Gente rarita


Predican una sensatez extraña, varada entre parámetros poco comunes y acostumbrada a lo no habitual. Ellas, por ejemplo, sacuden los brazos en el aire frenéticamente frente al televisor, mientras él mira extasiado una lámpara. Preguntar la razón de conductas tan extrañas no tiene mucho sentido, porque lo mismo te lo explican con dos palabras en cualquier lengua inútil y se quedan tan frescas.

Si se tiene en cuenta que son capaces de echarse al mundo con una temperatura que va de los cero grados a los menos cinco, uno empieza a ver claro. Inútil preguntar. Te dirán que se lo pasan pipa, pero el hecho objetivo y demostrable es que a las pocas horas de llegar a destino, a eso de las ocho de la mañana, desfilan por las calles a toda velocidad en dirección a una estación de autobuses. Cada uno se lo pasa pipa como le da la gana.

Ojo. Tampoco es que fumen porros de CO2 o que les atraiga el aire mañanero literalmente gélido, porque de hecho y con una insomne excepción, van dormidos. La explicación es la otra pata de la silla, que viene de Barcelona y ha tenido el valor de echarse doce horitas de autobús a cuestas. Se hace la interesante. No aparece. Que dónde está M, que si no será este el andén, que si no será esta la estación, que si no será esta la ciudad o habrá optado por el plan C... Pero no. Sólo se hacía la interesante. Después aterriza en el cántabro asfalto una sonrisa y dos ojos verdes escondidos entre la llamarada colorá. Todo ello envuelto en un atuendo tropical que llamaría la atención si uno no establece bien el contexto. Ella iría desnuda por la vida. I prou.

Los días de esta gente transcurren en un caótico sistema de medidas donde la víctima más frecuente suele ser el reloj. "La-hora-de" es un concepto prohibido y eso que normalmente se llaman planes es la pura materialización de la utopía. Pero dentro de un orden son tan capaces de hacer cosas normales como cualquiera. Y por si queda alguna duda, aquí se deposita, a los efectos oportunos, el correspondiente testimonio que corre a cargo de la alegría de la casa. Si os estáis preguntando por qué precisamente ella, podéis continuar. Es bueno hacerse preguntas.


Se llama Nata. Nunca dice tonterías, no va a votar y si le das un poquito de fuet te da unas lambetadas que flipas. Para posibles pretendientes: el ser de raza canina sería aconsejable, obviamente. Hay que apostar por una cierta moralidad en lo afectivo.

Ojo. Hablamos de moralidad, no de sotanas. Y lo dejamos aquí, que me embalo.

8 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Eu tamén lle son xente rarita. E tamén teño amigos de "coña marinera".
Y también con moralidad afectiva óptima: ni legionarios de Cristo ni del coro Vaticano.

xenevra dijo...

Non é unha horterada, é unha arroutada feita palabras, o cal xa implica a súa dificultade ;)
Unha cadela que se chama Natalia, dúas mulleres facendo carreiras de bicis fronte ao televisor, un home facendo vídeo de todo iso cunha cámara de fotos anana e unha terceira, que unha vez comprou un móbil, dando consellos de como facer o zoom. En fin.

Y esta que se acaba de dar cuenta que lo ha escrito en gallego pero que va a pasar de traducirlo que no son horas. (Eme esfuérzate, porfissss!!!!)

Isabel Martínez Barquero dijo...

Me gusta Nata, que de hortera u horterada el vídeo, nada de nada o nata de nata.
La frescura de lo espontáneo y el juego nos gustan a todos.
Y cada uno elige a quien considera oportuno como amigos, aunque habría que recordar a Groucho con aquéllo tan ingenioso y que suscribo, tal que "jamás pertenecería a un club que me tuviese a mí como miembro".

Alma Mateos Taborda dijo...

Muy buen post. Felñicitaciones! Un abrazo.

bambu222 dijo...

Desde luego nata es un encanto y está llena de vida a veces,deberíamos aprender de ellos.
Guau.

MGJuárez dijo...

Nata es natural, sabe por qué lo hace. Los humanos sabemos bien poco. Gràcies per la veu, amic meu. Una coseta més. Gràcies.

Montse.

ababoll dijo...

Me he esforzado sirenita(suelo hacerlo...a veces...cuando quiero).

xenevra dijo...

Pero si esto lo puso en santanderino, chaláaaaaaaaaaa!!!